Escuchar noticias sobre el aumento de la depresión en adolescentes, conocer casos cercanos que comentan que sus hijos se ponen muy tristes por un llamado de atención, que se ponen histéricos con cualquier simple detalle, que se sienten totalmente culpables por un error que cometió otra persona… son sólo algunos casos que ponen en alerta a los papás, psicólogos e investigadores. Y es así como el tema de la inteligencia emocional toma cada vez más relevancia en torno a la crianza de los niños y niñas porque soñamos con tener hijos héroes e hijas heroínas de las emociones.
De esta forma, se torna prioritario reconocer la importancia de fortalecer, de manera consciente, el desarrollo afectivo desde los primeros años de vida.
Primero debemos saber qué es la inteligencia emocional, de la que tanto escuchamos ahora como un tema cliché. Es la capacidad de reconocer y gestionar las emociones propias y las de los demás, aspecto que parece sencillo para muchos, pero realmente requiere un desarrollo complejo de procesos como la AUTOCONCIENCIA, la AUTOREGULACION y la EMPATÍA.
Esta no es una labor del profe o psicólogo del colegio o del jardín, los padres y cuidadores tenemos un rol fundamental: debemos acompañarlos para ayudarlos a entender, gestionar y regular sus estados de ánimo.
Acá encontrarás 5 tips que te ayudarán a fortalecer este desarrollo emocional de una manera positiva y asertiva.
EJERCICIO: En familia construyan un libro con imágenes (recortes, fotografías o dibujos) de cada emoción y señalemos todos juntos qué sentimos con cada una de ellas.
EJERCICIO: Te recomendamos el libro El Monstruo de los colores de Anna Llenas, una historia ideal para que los niños reconozcan cada emoción. Acá te dejamos una interpretación que realizó Saori y su mamá, desde Dubai.
EJERCICIO: Escoge, junto a tu hijo, un espacio donde él pueda acudir cuando se sienta triste o rabioso y allí encuentre elementos que lo ayuden a resolver la situación. Debe ser un lugar agradable con objetos como cojines, cuentos, algún juguete significativo. Este lugar se convertirá en un refugio seguro para expresarse y no debe ser visto como un castigo por sentir la emoción.
EJERCICIO:Busquemos momentos de diálogo, hablemos sobre cómo nos fue en el día o la manera como resolvimos alguna situación. Organicemos lluvias de ideas para solucionar una dificultad común o buscar opciones para amigos que necesiten una ayuda. Estas acciones brindarán al niño espacios de comunicación en torno a las emociones de los demás.
Recuerda que las habilidades sociales son básicas para todos los ámbitos de la vida cotidiana. Cada día tenemos muchas oportunidades de fortalecer, desde casa, la inteligencia emocional de nuestros niños.
Colaboración: Belkis Salazar, Psicóloga. Coordinadora Centro Educativo Happy Time