Las personas en muchas ocasiones desconocen o no tienen la información suficiente alrededor de este tema, por lo tanto es importante aclarar que cuando hablamos de enfermedad mental se refiere a una amplia gama de afecciones, es decir, trastornos que afectan el estado de ánimo, el pensamiento y el comportamiento. Dentro de estas enfermedades pueden encontrarse la depresión, trastornos de ansiedad y de alimentación, además de los comportamientos adictivos.
y en las relaciones interpersonales.
Muchos de estos de estos casos pueden tratarse con terapia con especialista, como psicólogos y/o psiquiatras.
Por otro lado cuando hablamos de salud mental, hace referencia a un concepto más amplio e implica bienestar general, esto implica bienestar psicológico, para que esto se dé, existen factores determinantes que pueden incidir en gran manera como por ejemplo la violencia, la pobreza, las migraciones, las condiciones de salud, entre otros. Por tal motivo es importante empezar a generar espacios propicios para mantener la salud mental.
Es importante solicitar ayuda cuando creemos estar enfrentados a situaciones que afectan nuestro bienestar, y disponer de actividades que mejoren el estilo de vida, mantener una vida social activa y practicar actividad física.
Cuando hablamos de niños, niñas y adolescentes, el caso es diferente, puesto que en primera medida, los niños y niñas se encuentran en edades en la que se encuentran formando sus mecanismos de defensa, por lo que es mucho más vulnerable.
Es importante detectar si existe cualquier situación que afecte la tranquilidad emocional de nuestros niños y jóvenes, para lo cual es necesario buscar ayuda que logre el reconocimiento de sus emociones, así mimos desde los programas de Primera Infancia se brinda formación a padres de familia en temas sobre crianza responsable, que son de utilidad para el aprovechamiento de toda la comunidad.
Es importante empezar a generar factores protectores al interior de los hogares, donde aprendamos a escuchar a nuestros niños, niñas y adolescentes, educar en el amor y el respeto, el reconocimiento de las emociones y la autogestión, así mismo el establecimiento de normas teniendo en cuenta a nuestros niños
Por: Viviana Bayuelo – Psicóloga