LA MAGIA DEL BAÑO
Por Juliana Olmos.
La magia del baño en el caso de los niños es un momento de juego, de conocimiento de su cuerpo y de cercanía con sus cuidadores.
El baño es un momento mágico de generación de vínculo desde que los niños nacen. Es un momento de profundo respeto y cuidado. Es una experiencia que garantiza la higiene corporal, ayuda a refrescar el cuerpo en los momentos de calor, a despejar el sueño al levantarse en la mañana y a relajarse antes de dormir.
- El baño contribuye a la la salud y el desarrollo corporal: previene las enfermedades y favorece el bienestar físico; ayuda a los niños a conocer y tomar conciencia de su cuerpo. El momento del baño es una muy buena oportunidad para de primera infancia conozcan su cuerpo y tomen conciencia de sus sensaciones y de su valor.
- Desde los primeros meses, al entrar en contacto con el agua, patalear en la tina, salpicar con las manos, se van facilitando las sensaciones placenteras experimentadas con el cuerpo. Las sensaciones que se producen durante el baño como por ejemplo, la suavidad del jabón, el agua que rueda, la frescura del agua fría en clima cálido o la tibieza del agua caliente en clima frío, la espuma del jabón que rueda, le ayudarán también a conocer su cuerpo y lo que puede experimentar.
- Cuando aumenta la comprensión de las palabras, el adulto que baña al niño empieza a nombrar las partes de su cuerpo, ayudándole a conocerlo. Esto puede hacerse a través de canciones que nombren partes del cuerpo o jugando a un viaje de la espuma que va de paseo y va llegando a cada sitio.
- Al igual que vestirse, ordenar, comer o ir a dormir, el momento de bañarse es una oportunidad para crear rutinas que se convierten en hábitos diarios. Para ello, es importante que los niños observen que el baño se hace todos los días y que se lleva a cabo a una hora semejante.
- Al repetir esta actividad todos los días y al hacerlo de una forma semejante, el niño va interiorizando que esta actividad es parte de la vida y aprende a repetirla de forma natural sin tener que preguntarse todos los días si debe bañarse o no.
- En muchas ocasiones los niños no quieren bañarse porque están jugando muy entretenidos y el baño significa una interrupción en su actividad. En otras ocasiones, se resisten porque el baño les desagrada. Es importante establecer la diferencia para saber qué manejo debe hacerse de la situación. De todas maneras, deben buscarse alternativas amables que ayuden a los niños y niñas a que esta actividad sea grata y no un motivo de pelea.
- En el caso en que el niño esté muy entretenido con sus juegos, puede dársele un poco más de tiempo para que juegue un rato y luego pase a bañarse.
- Puede que no quiera dejar de jugar. En ese caso, será necesario actuar con firmeza pero sin brusquedad, llevando al niño de la mano con suavidad hasta el baño de manera que entienda que en ocasiones es necesario suspender un juego para realizar otra actividad.
- No hay que dar premios si se quiere bañar, ni amenazar con castigos si no quiere. Premiar no es bueno porque enseña a hacer las cosas para obtener lo que se quiere y no por un hábito que se aprende porque se sabe que es bueno. Castigar enseña a obedecer por miedo pero tampoco ayuda al niño a entender que debe aprender a ceder y a tolerar sus frustraciones. Además puede aumentar los niveles de ansiedad y de irritabilidad o hacer que el niño se vuelva sumiso, miedoso y deprimido.
- Bañarse ayuda al desarrollo del pensamiento: bañarse es una secuencia de acciones que siempre se hacen en un mismo orden: alistarse para el baño, desvestirse, mojarse, jabonarse, enjuagarse, secarse y vestirse. Si desde muy pequeños se les explicamos estas acciones en el mismo orden y cuando ya hablan se les hacen preguntas sobre esta secuencia, van aprendiendo el concepto de orden, de antes y después, además de aprender a planear que deben tener lista la toalla, el jabón, el champú. Algunas preguntas pueden ser: ¿Y ahora qué sigue? O ¿Cuál es el siguiente paso?.
- También pueden jugar en poncheras con objetos de flotan y con otros que se hunden y dejar que el niño ensaye y observe. Puede decirse: «Este pesa más y se hunde». Pueden tenerse botellas para llenar y desocupar o botellas. También puede jugarse a soplar y hacer burbujas.
- Que bañarse sea un momento para aprender, compartir y disfrutar.