Ante la inminente realidad que se presenta, la necesidad de adaptarnos y reinventarnos no da tregua. Si bien nos enfrentamos a retos constantes y permanentes, ya sea por decisión propia o por imposición de las circunstancias; muchos de éstos terminan causando, en los seres humanos, un sin fin de emociones y malestar interno que nos lleva a cuestionarnos: ¿cómo enfrentar este reto y qué actitud podríamos tener?
Que bien suena cuando esta nueva ola de personajes y estudiosos que buscan el complemento Holístico de los seres humanos, entregan conocimiento y consejos ante el inminente cambio que estamos ya viviendo.
Sin embargo, vale la pena analizar cómo los seres humanos nos enfrentamos a los cambios. Se ha identificado que nos es difícil movilizarnos y ser proactivos al momento de salir de nuestra zona de confort y enfrentarnos a lo “desconocido’ por más “atractivo” que esto parezca.
Los cambios se avecinan desde múltiples ámbitos, nos enfrentamos a una Pandemia Mundial que a la vez, trae consigo la vivencia de diferentes dinámicas, entre ellas: la crianza, la educación, los valores, los principios, lo ambiental, una nueva forma de trabajar y una diferente forma de vivir, entre otros. Precisamente en alguno de estos ámbitos es donde deseamos enfatizar y poder analizar, desde diversas ópticas, la valiosa oportunidad de reinvertarnos ante esta nueva realidad.
Cuando nos enfrentamos al cambio, se hace relevante el cuestionamiento que internamente se genera en nosotros, para lo cual es fundamental plantearlo desde la posibilidad de reflexión y análisis personal, preguntándonos NO «Por qué», SI NO «Para qué». Puesto que cuando experimentamos este proceso analítico nuestro cerebro busca la manera de integrar la nueva información y convertirla en una herramienta cognitiva para resolver un problema.
Es decir, nos vemos obligados a pensar en soluciones a nuestra situación actual, y revisar diferentes escenarios, posibilidades y oportunidades. Dentro de este panorama, podemos llegar a conclusiones fatalistas o mirar la situación de manera constructiva. Cuando elegimos el escenario fatalista, corremos el riesgo de caer en el pesimismo, perder el horizonte, paralizarnos de miedo y no ser capaces de actuar de manera adaptativa y resiliente.
Si, por el contrario, optamos por una vision constructiva, lo primero que hacemos es mirar de qué manera este momento podría ser una nueva oportunidad. Así le imprimimos sentido a nuestras acciones y optamos por un cambio positivo.
Frente al proceso de enseñanza-aprendizaje en el cual los niños, jóvenes, padres y educadores constantemente viven el cambio, se evidencia que la educación requiere de nuevas prácticas y campos de acción, entonces ¿por qué no afrontar los cambios desde una actitud proactiva y positiva?
Como primera medida, es fundamental, en este momento, promover un diálogo productivo y una comunicación basada en escuchar a nuestros aprendices. También es importante fraccionar las tareas, dejar que los alumnos tengan periodos de descanso y reorganización. Estamos viviendo un momento de alta monotonía, lo que conlleva a desarrollar apatía frente a los estudios, deberes y trabajos.
Recordemos que todos estamos aprendiendo con esta nueva situación, sugerimos tener espacios de flexibilidad emocional, tolerancia y empatía hacia los niños y permitirnos equivocarnos, tanto nosotros como ellos.
SANDRA LEVENTHAL
Psicóloga especializada en Psicología Positiva, con formación en la Teoría del Aprendizaje.
JULIANA PÉREZ
Psicóloga especializada en Psicología Educativa, con formación en Ciencias Médicas.